En el principio.
A ti encomiendo mi alma
en tus manos pongo mi corazón
a ti dedico mis versos
pues es tu piel el mar de mi pasión.
Son tuyas todas mis ansias
y es mio todo el deseo
los nuestros: dos corazones
llenos de luz e ilusiones...
A ti encomiendo mi alma
pues eres tu ese ángel salvador
quien pondrá fin al tormento
que hace tiempo sufre este pobre soñador.
Y al fin los dos, de la mano
navegaremos el cielo
para después sin pensarlo
vivir por siempre en lo eterno.
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