VIII. Computación para la Ingeniería Química

Llovía torrencialmente. El viento movía las copas de los arboles en un vaivén incesante. Los autos salpicaban a los distraídos peatones en un cruce del sur de la ciudad. Pero adentro, adentro era primavera. Adentro era un día soleado, un hermoso día, de esos que te alegran y te hacen afirmar "que bueno que estoy vivo". Afuera habia gente robando, gente sin nada, gente con mas de lo debido, gente corrupta. Adentro, adentro todo era paz, era una armonía perfecta. No había colores, no habia creencias, no habia problemas. Afuera había que matar para no morir. Adentro se percibia un perfume precioso, como ese olor de las rosas que aun tienen el rocío en sus pétalos.
Y esque eso me pasa al mirarte a los ojos. Todo cambia adentro de mi. A pesar de la lluvia ácida y el descongelamiento de los polos, verte me hace sentir feliz, me hace sentir vivo, entre tantos problemas e injusticias, eres como un bote salvavidas que evita mi naufragio en este mar porquerías que simplemente no queremos ver.
Gracias. No te agradezco que me tomes de la mano (porque no lo has hecho); tampoco te agradezco que me digas que me quieres mucho (porque tampoco lo has hecho). Pero te agradezco que me mires, que me platiques, que escuches mis canciones, que me dejes compartir un poco de tu vida. Mil gracias.

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