Carta de media noche.
Dios:
Hola. Perdón por molestarte de nuevo. Se que últimamente he hablado mucho contigo, quizá tratando de compensar todo ese tiempo
en el que me alejé de Ti.
¿Qué te puedo decir, que no te haya dicho antes? En estos
días he tenido mucho tiempo para pensar, pensar y repensar todo lo que ha
ocurrido en el pasado reciente de mi vida.
Realmente no tengo nada que reclamar. Por un lado, te
agradezco que me ayudaras a sacudirme la cabeza para que por fin pudiera dar el
peso real a todos mis miedos, a todas mis inseguridades, mis incongruencias,
todo lo que estaba haciendo mal en la vida en todos los aspectos. Yo creo que,
de otra manera, nunca me hubiera dado cuenta y no sé que hubiera pasado
conmigo. Gracias por ayudarme a replantearme -literalmente- todo lo que he
hecho hasta ahora en mi vida, gracias por ayudarme a dejar de justificar mis
pésimos comportamientos con pretextos que, en retrospectiva, son sumamente
estúpidos.
Me conoces, y sabes que nunca he querido lastimar a nadie,
mucho menos a aquellas personas para las que soy importante en su vida. Por
otro lado, sabes que, al vivir sumergido en un pozo de soberbia y altanería en
donde me creía sabedor de todos los porqués,
lastimé, sin querer, a estas personas; y solo tú sabes cuánto me duele eso. Si
lastimar a propósito a alguien genera culpa, ya sabes cómo me siento por haber
lastimado a personas sin haber querido hacerlo.
Gracias por enseñarme, finalmente, que, consciente o no,
tarde o temprano las consecuencias de tus acciones te alcanzan. No importa cuando
trates de alargar las cosas. Y tampoco importa si
fueron a propósito o no. Créeme que ahora estoy mucho más despierto y atento no
solo a mis pensamientos, sino a que mis acciones sean congruentes con ellos.
Entre más pienso las cosas, más me doy cuenta de lo valiosas
que son las lecciones que me estás enseñando. Y créeme que estoy tomando notas,
no solo para no volverlas a hacer, sino para entender por qué las hice,
comprender mi retorcida mente y eliminar por completo la posibilidad de
volverlo a hacer, consciente o inconscientemente.
He tratado de digerir las cosas lo mejor posible, y me ha
costado, pero lo estoy haciendo. Solo hay un pequeño detalle que no termino de
entender. Quizá es mi soberbia otra vez la que está hablando, mi ansiedad, mi
necesidad de comprender todas las cosas y acomodarlas en mi mente de tal manera
que hagan sentido, pero, ¿Cuánto tiempo más voy a estar así? Tú lo sabes, ahora me
doy cuenta que en realidad nunca había sentido lo que estoy sintiendo ahora,
mucho menos con esta intensidad. ¿Cuánto más va a durar esto?
¿Cuánto tiempo más voy a tener esta necesidad imperiosa de
ir al mar para saber que sigue estando ahí, sigue siendo azul e igual de
majestuoso que cuando me fui, y al mismo tiempo tener pánico de darme cuenta que
sus aguas ya no me bañaran con la misma calidez con la que alguna vez lo hicieron?
¿Cuánto tiempo más seguiré encerrado, muriéndome por saber
si el sol sigue brillando en el cielo, y al mismo tiempo tener miedo de que esté
nublado y nunca más lo pueda ver?
Y no, no quiero que, si el sol y el mar no son para mí, no
sean para nadie. No quiero eso. Yo sé que, si he de volverme a bañar en las
aguas del mar y a sentir la calidez del sol, Tú acomodarás las cosas para que
eso vuelva a pasar, solo Tú, porque Tú fuiste el que nos unió en su momento. Un
milagro fue lo que nos unió, y un milagro es lo único que nos puede volver a
juntar, ya lo sé.
No pienses que estoy abusando de tu confianza, porque ahora me doy cuenta que siempre has estado conmigo, que nunca me has abandonado y que, cada día, me enseñas algo nuevo para que pueda ser, finalmente, la persona que quiero ser; pero quiero pedirte algo. Bueno, en realidad son tres pequeñas cosas: Quiero que el mar sea más
majestuoso, poderoso e imponente que nunca, y quiero que el sol sea el más
brillante y más cálido que nunca haya visto jamás la humanidad, y que ninguna
nube se atreva a si quiera intentar cubrirlo.
Y la última, solo quiero, quiero que me ayudes a... si es así tu voluntad, aprender a vivir sin ellos.
Amén.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Comentarios
Publicar un comentario
Si lees y te gusto escribeme algo, lo que sea.