Perdón.

Intenté entrar de nuevo en tu vida, demostrarte que soy mucho mejor de lo que alguna vez fui contigo, pero no me diste entrada. Perdón.

Perdón por tener la esperanza de que podríamos ser, mucho más felices de lo que algún día fuimos antes de que la locura y el desenfreno de mi corta edad eclipsaran ese amor tan bello y puro que nos teníamos. 

Perdón por pensar que, al fin, tenía lo necesarío para hacerte feliz, para hacerte sentir plena, amada, deseada, mimada y valorada.

Hablan más las actitudes que las palabras, por lo que me retiro humildemente con la tarea incumplida de poderte volver a hacer sentir mariposas en el estómago, justo como cuando me diste el primer beso.

Y finalmente perdón, porque bien dicen que el primer amor nunca se olvida, y pues creo que nunca te podré olvidar. Ni siquiera quiero hacerlo.

Perdón, neta perdón.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Zzzzzzzzz...

A veces de un hilo, a veces de un ciento.

Tanta belleza es pecado.