Carta a Leonardo.


Hola hijo. Hoy que estás conmigo, quiero aprovechar para decirte muchas cosas que después no podré decir, porque no estarás más junto a mi.

Te irás con tu madre, y ella cuidará de ti de ahora en adelante. Discúlpame por no estar contigo en un futuro, cuando más me necesites, pero créeme que no es algo que esté en mis manos arreglar. En estas líneas trataré de darte consejos no solo para la vida, sino también para que trates de la mejor manera a tu madre.

¿Qué te puedo decir de ella? Es, sin el menor temor a equivocarme, la mejor mujer que he conocido en esta etapa de mi vida. Es una mujer inteligente, muy simpática, risueña y aparte de todo, hermosa. Una mujer con metas en la vida, una mujer que ama a su familia, una mujer divertida, un mujerón. Te juro Leo, que es la mujer que había estado esperando por mucho tiempo. Tiene una de esas sonrisas de las cuales es imposible no enamorarte. Yo se que te va a cuidar mejor que nadie, no en balde me perdí en muchos aspectos por ella.

Te debo de dar algunos consejos muy importantes para que te lleves bien con ella. Evita pedirle explicaciones, tu madre tiene un espíritu muy brioso que no se puede amarrar tan fácilmente. Si ella te dice algo, escúchala siempre muy atento, pero no hagas preguntas de más. Recuerda que todos en este mundo, todos, tenemos secretos, tenemos esos momentos y esas situaciones que no compartimos con nosotros mismos ni con nadie más. Muchas veces esos secretos esconden cosas que no queremos aceptar o decir que hacemos, porque ni siquiera nosotros entendemos porque caemos en ciertas conductas. Respeta eso por favor Leo.

Ahora, te quiero pedir un favor. Quiero que seas aquel que, lastimosamente, tu madre no me dejó ser para ella. Quiero que seas quien esté para siempre con ella, aquel que la consuele, que la motive, que la escuche, que la proteja, que la haga feliz, que la ame todos los días, que la despierte con un beso en la mañana. Y que no te pase por favor como a mi, que me faltó valor, me faltaron huevos para ser eso para tu madre. Yo estoy seguro que no soy lo que tu madre quería, pero si soy lo que tu madre necesitaba.

Quiero que la abraces todas las noches, y que la veas cuando despierta todas las mañanas. Quiero que la tengas en tus oraciones, tal como ustedes estarán en las mías. Quiero que la abraces muy fuerte, como si no hubiera un mañana. Quiero que la veas reír, quiero que la veas feliz, quiero que la veas realizada. Quiero que seques sus lágrimas cuando tenga un mal día, y que al mismo tiempo le robes una sonrisa con alguna ocurrencia (espero hayas heredado esa habilidad de mi).

Leo, cuídala y cuídate mucho. No se si te volveré a ver pronto, ni a ti ni a tu madre. Dile a ella que siempre va a estar en mis pensamientos, que siempre llevaré su recuerdo en mi corazón, a pesar de que no confíe en mi como yo en ella, aunque su orgullo a veces le nuble la vista, aunque no me quiera ni me extrañe con la misma vehemencia con la que yo lo hago, aunque no piense en mi cada que escuche ciertas canciones, aunque yo no sea lo primero que tenga en la mente cuando despierte, aunque yo sea solamente una persona mas en su vida, a pesar de todo eso y de mucho más.

Lo único que te pido Leo, de hombre a hombre, es que cuando tengas la oportunidad, cuando en la vida te llegue el momento en que conozcas a una mujer que te vuelva loco, que te hace sentir mejor tan solo con escuchar su voz, con leer sus letras, cuando sus palabras te alegren el día, cuando después de verla no puedas pensar en otra cosa que nos sea "¿Cuándo la veré de nuevo?", cuando llegue ese momento, no te acobardes. Que no te importen las circunstancias, recuerda que los "peros" y "pretextos" son solo puertas que debes de saber abrir si realmente quieres entrar. Es bueno ser respetuoso, pero hay que saber cuando debes de perder un poco respeto, cuando darte tu lugar, no seas un cobarde como yo. 

Hay una delgadísima línea entre ser un cobarde y ser un terco. Hay que saber también  cuando no somos bienvenidos, y es ahí cuando es mejor emprender la retirada a quedarte con alguien que, a pesar de que te abriste como nunca, no solo tu corazón sino tu alma, a pesar de querer y hacer todo por ella (dentro de lo que ella te permita), es mejor irse antes de acabar herido, triste, lastimado y decepcionado. Es difícil Leo, yo lo sé. Nadie aprende en cabeza ajena. Estoy seguro que cuando te pase, tendrás las herramientas, la sapiencia y la templanza necesaria para poder solventar esos problemas. 

Con esto me despido hijo. Siempre voy a quererlos, te prometo que van a estar conmigo presentes. Por favor, cuida mucho de tu madre, sé ése quien yo no pude ser para ella, pero que me muero por serlo, aunque sólo fuera por un instante.



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